21 de mayo 2008. La llegada a Buenos Aires, muy temprano en un día laboral me daparaba momentos inesperados y paisajes grises. La niebla cubría la parte alta de los edificios, grises y parcos. Los buses se entremesclaban con los taxis y yo no sabia la exclusividad de los buses y taxis; Las grandes avenidas que suben y bajan no dan mucho tiempo para ponerse a pensar sobre la ciudad... el gran ruido, el movimiento constante, y los sonidos de las motos, que por pequeñas que sean suenan más fuerte que Rosita. La Casa Rosada lucía brillante con el sol de las 9 de la mañana que timidamente iluminaba. La Plaza de Mayo presentana manifestantes o gentes con banderas, nada de qué preocuparse, pero no pregunté ya que no se pueden dejar la moto estacionada porque se la roban o te ponen una multa.
Les contaré que los bonaerences son muy frios, muy apresurados, si les preguntas algo no saben, no responden o no te ayudan... "sálvese quien pueda en esa selva." El tango y la Calle Corrientes o Caminito tuvieron que esperar al próximo...jeje
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